Mi reencuentro con A. T. fue casual, absolutamente casual. En un aeropuerto europeo yo volvía de un país a la orilla del Mar Negro y él esperaba un vuelo para Turquía. A.T. era un norteamericano, armenio, cristiano, antiguo miembro de los servicios de inteligencia y desde hace años un reconocido asesor de Seguridad. Habíamos trabajado juntos, bueno próximos, en México.
En la larga espera y tras dar rienda suelta a las muestras de alegría por la casualidad de este encuentro, entramos en los temas personales y profesionales de cada uno. Durante las tres horas de espera, quedo patente que A.T. tenía mayor necesidad de hablar que yo: profundamente decepcionado del trabajo, de los resultados obtenidos, de la cerrazón de las autoridades que debía asesorar, desgranaba como fracasos personales lo que no era sino la falta de decisión de las autoridades políticas asesoradas.
No me pidió secreto ni discreción sobre sus confidencias. De todas formas, han pasado ya unos años y creo de interés resumir sus opiniones, que fueron en su momento recomendaciones formales al Poder político: “La Paz en Oriente entre Israel y Palestina es inviable, ha
estado muy próxima, pero Israel necesita unas garantías de no agresión por parte de los países árabes circundantes que no tiene y si las tiene no se fía, o no se las cree. El único modo de tener esta garantía es que los EEUU –no la NATO- tengan unas grades bases militares en las proximidades de Israel. De esa forma, si algún país árabe rompe el compromiso de no agresión, Israel estará acompañado en la reacción y en la defensa, desde el primer minuto.
Se propusieron como bases: La primera en la península del Sinaí, alquilada a Egipto. El gobierno egipcio aceptaría la propuesta: tras la firma de la paz; la devolución de territorios; la bicapitalidad de Jerusalén y que la base debía ser compartida.
La segunda base se debía ubicar en Iraq junto a la frontera de Jordania. La solicitud se debería hacer con el gobierno que surgiera tras el derrocamiento de Saddam. Iraq estaría en condiciones de aceptar por suponer –también- una garantía frente a su país enemigo, Irán. Esta posibilidad se desbarató cuando tras la guerra se licenció al Ejército y a la Policía Iraquí, rompiendo la posibilidad para la transición del régimen y por tanto iniciarse un periodo de caos absoluto y de enfrentamientos étnicos y religiosos.
La tercera y mayor base alquilada se instalaría en Afganistán y se estudiaba la posibilidad de compartirla con Rusia. La base permitiría no solo el apoyo de Israel sino el control de los Irán o de Pakistán en caso de un cambio de régimen de este último. No se ha sabido hacer. Se ha pasado de solicitar el alquiler de un terreno a querer ser los dueños del terreno y organizar su forma de vida. Esto supone una guerra cada vez más feroz. Una guerra que jamás se ganará y cuando las tropas aliadas se retiren, los afganos serán más fuertes, más antioccidentales, más antiisraelitas y serán dueños de todo el moderno armamento, equipos y vehículos que los occidentales no tendrán tiempo ni medios para retirarlos
Una alternativa ante las posibles alternativas políticas de Turquía era compartir en Georgia la antigua base rusa de Batumi. Esta era una solución fácil y práctica. Tampoco se ha sabido hacer”.
Profundamente decepcionado se lamentaba: “Digas lo que digas, no sirve para nada, los políticos no tienen más horizonte que los cuatro o seis años de su mandato. Algo así como si a los profesores de Matemáticas para no molestar a sus alumnos de grado, se conformara con enseñarles a sumar, restar, multiplicar y dividir.
Mientras se pierden vidas y definitivamente la guerra, Afganistán resulta un negocio extraordinario para unos cuantos. Son a los únicos que les interesa que siga la guerra. Perderemos, porque ese país ha vencido a todos los invasores que han tenido a lo largo de la historia: los últimos ingleses, rusos y ahora los aliados-. Los afganos de cualquier etnia y de cualquier bando odian a los occidentales.
A los políticos les hemos dado alternativas honrosas y prácticas para abandonar Afganistán con un cierto honor y dejar a los afganos solos, que se organicen, se maten o sigan con sus burkas. Pero no hacen caso. El negocio de la guerra sigue. La posibilidad de disponer de unas bases para dar seguridad a Israel y por tanto alcanzar la paz ya no existe. Lo fácil y barato que era alquilar, se truncó por las torpes decisiones de políticos jugando a militares y militares jugando a políticos.”
Analfabetos que carecen de instinto
“¿Cuál era tu definición para estos tipos?”, me preguntó. Analfabetos sociales: ni leen, ni escuchan, ni tienen experiencia y carecen de instinto, respondí. “Así son”, concluyó.
A.T. finalizó su meditación: “tengo por escrito todos los consejos dados-razonados y valorados – me gustaría que un día, a todos estos que nos llevan o cooperan a mantener este sinfín de guerras y conflictos así como a unas incontables pérdidas de vidas y dinero, se les juzgara ante un tribunal internacional, al igual que se juzga a un director de banco por desfalco o a un medico por negligencia. No entiendo porque se marchan a sus retiros tan tranquilos y sin responsabilidad. Su ineptitud, su afán de poder, los convierte en criminales.”
Era la hora de separarnos. En el último momento me pregunto: “y tú, ¿de dónde vienes?”. De Georgia, respondí. Él abrió los ojos y moviendo la cabeza de arriba abajo añadió: “¡h¡jo qué trabajo! ¡para pegarse un tiro!”
Lo despedí haciendo mía su decepción. Israel continuará en estado de guerra hasta su destrucción. Era una buena solución alquilar bases, pero los analfabetos sociales internacionales existen y se jubilarán con honores.
Esta por inventar un Tribunal de Cuentas.
Es un error buscar en el pasado estructuras, procedimientos e instituciones para construir el futuro. Cada época tiene su timón, analizar la realidad diaria nos dirá cuál es el de hoy. La tecnología lo hace fácil, únicamente necesitamos imaginación, generosidad y no creernos en posesión de la verdad.
La abdicación de S.M. el Rey Juan Carlos para dar paso a la generacion de S.M. Felipe VI, parece haber abierto un nuevo tiempo de esperanzas y quehaceres. Algunos ancianos y prestigiosos soldados creen haber oído : Misión cumplida, pueden retirarse. Pero no es así. España no se salva porque uno agite una bandera de esperanza.España es como la tierra que los labradores aran, siembran, abonan, sulfatan, limpian, siegan,recogen para volver a abonar, esperar el tempero, y así empezar el ciclo de labrar. etc. España no permite descansos, es ir en bicicleta, si dejamos de pedalear se cae. España va de la euforia a la depresión con extrema facilidad. Los viejos soldados y todos los ciudadanos curtidos en la búsqueda de la democracia, que pusieron su honor, honradez y trabajo al servicio del resto de los españoles, no pueden retirarse. Limpios de ambiciones personales, deben salir -si es preciso de uno en uno- por todos los pueblos de Cataluña y del resto de España para combatir el silencio de los conformistas y el griterío de los talibanes
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Creo, Fernando, que ha llegado el momento de ponerte a escribir tus memorias. Si el título suena a alguien viejo, olvídate: hay cantantes que las escriben con 25 años. Tienes tantas cosas que contar... tantas enseñanzas que aportar, tantas anécdotas con las que divertir, que no puedes guardártelas para ti solo.
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