En el pequeño
y querido pueblo donde viví de niño, los
modos de divertirse eran escasos. Uno muy típico - mientras esperábamos en el patio de entrada de la escuela, que nos ordenaran formar, para cantar el himno nacional- era que alguien trazara con el pie en la tierra una raya. Tras esto. se dirigía a los demás para decir
que quien la pasara sin su permiso recibiría una paliza. De esa forma en minutos, se formaban dos
grupos, sus amigos a un lado y el resto en otro. Abalanzados unos sobre
otros se formaba inmediatamente una montaña de niños tratando de pegar o ahogar al
contrario. Unos minutos después la voz de los profesores ordenaba formar
para cantar unos de los tres himnos.
Alguna ropa descosida, alguna nariz sangrando y poco más.
Todo había acabado y olvidado
hasta el día siguiente que otro niño volvería a trazar una raya en el suelo.
Toda mi vida he odiado
a quien traza rayas o señala
fronteras físicas, étnicas, lingüísticas,
religiosas o políticas. Son irremediablemente
unas fuentes de conflicto entre los más, para servir de escalones al
poder a unos pocos. ¡¡¡ Sigue sin
entenderse ¡¡¡. No he hecho otra cosa en mi vida - como tantos otros miles de personas - que tratar de crear puentes de entendimiento. Ahora es tan urgente como en los años 70.
No es hora de seguir callados. Las rayas, las divisiones, los
enfrentamientos, no suceden únicamente
por la ambición de poder de unos pocos, también tienen responsabilidad aquellas
buenas personas que al mantenerse en silencio, lo permiten.
Gracias por tu actitud, Fernando. Tienes razón: en momentos como éste, el silencio es culpable. Ni se puede permanecer callado, ni se debe despreciar el valor y la eficacia de la palabra. Clemente Rodríguez Navarro
ResponderEliminarMe alegro de leer tus reflexiones. Como catalán y español que eres, no te calles. Tu eres militar y conoces bien los conflictos. Lo fácil que es prender la mecha y lo difícil que es apagar el fuego. Aquí hay muchos mesías y aprendices de brujo que no saben bien a lo que están jugando. La convivencia y bienestar de todos es algo por lo que debemos luchar.
ResponderEliminarImpecable tu planteamiento. Es de puro sentido común.
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