Si la política de todos los países democráticos es un péndulo oscilante, España debe ser la inventora y la victima del péndulo casi giratorio. Nuestro péndulo histórico no oscila 15º o 25º a cada lado señalando los cambios de orientación política del país. Nuestro péndulo viene superando históricamente los 90º: Afrancesados – Fernandinos, Carlistas – Isabelinos; Liberales – Conservadores; Republicanos – Revolucionarios del 1934; Frente Popular – Conservadores.
El péndulo era impulsado, lanzado hacia el otro lado, con la furia, el odio y la crueldad que creían haberlo recibido. Desde el año 1939 el péndulo oscilaba únicamente hacia un lado. En un inicio -salvo las acciones del maquis- se carecía de fuerza para que atravesara la vertical hacia el otro lado, luego las posibilidades eran tan mínimas que pasaban por ser testimoniales y, por último, llegó la resignación.
La actitud de los más era esperar la muerte del dictador, otros trabajaban, y los menos se concertaban e intrigaban en la clandestinidad. El deseo unánime era la democracia.
A medida que el péndulo oscilaba con mayor lentitud- o sea, el régimen franquista perdía fuerza-, aparecían también unas minorías con afán
de “ahora te vas a enterar” dispuestas a dar un golpe al péndulo en sentido contrario y el Régimen respondía con la fuerza y los fusilamientos. ¡Pendulazo!
El servicio disponía de mucha información sobre los grupos y partidos clandestinos: sus reivindicaciones políticas, sus procedimientos y sus objetivos finales. Todo ello era analizado para deducir qué partidos de izquierda o derechas tenían la posibilidad de asumir el eje de estas reivindicaciones y defenderlas democráticamente, eso evitaría impulsar el péndulo hacia el otro lado.
De estos análisis se deducía qué partidos iban a quedar en la liza después del sarpullido democrático. Con ellos se debía mantener contacto y hablar de previsiones.
Previsión del futuro democrático
Determinadas autoridades del régimen franquista, convencidas de la necesidad de prepararse para esta Transición, organizaron unos seminarios en una bella e histórica ciudad de la costa levantina, Peñíscola, en colaboración con el servicio. El número de asistentes a ellos fue considerable. La exposición se inició con estas palabras: Hablaremos de preparar el futuro. Señalaremos las características del camino que todos los españoles debemos recorrer para llegar a él. Todos.
Junto a ustedes caminarán personas que para algunos tenían consideración hasta ahora de enemigos, adversarios, rivales, pero hay que dejar atrás estos sentimientos, únicamente pensar que el camino del futuro es de todos.
Tras el “introito” se paso a explicar el dónde estamos, describir el puzle de partidos y grupos políticos -por el momento- clandestinos: ideología, implantación, fuerza, atracción, previsión de futuro, etc. En esta exposición nunca se dio un nombre, ni ubicación, sólo importaba la idea.
Se enfatizó como puntos clave e irrenunciables para la Transición:
a) La democracia -sin apellidos- en todos los organismos, instituciones y sociedades.
b) La defensa y promoción de todas las lenguas españolas: Vasco, Catalan, Gallego.
c) La descentralización administrativa y política reconociendo la personalidad de cada región.
Se les pidió que reflexionaran sobre “el movimiento”. Tras tantos años en el poder, ¿podía ofrecer algo que asumiera estas tres premisas? Y en función de su respuesta, ¿qué debían hacer? ¿Actualizarlo? ¿Dinamizarlo? ¿Crear un partido político nuevo? ¿Considerar que su hora ha pasado y dejar paso a las nuevas gentes e ideas? Y lo que decidan hacer, lo harán por ¿servir a España o por amor al poder? ¿Esperarán al último minuto?
Recuerdo bien que la charla se acabó con un símil poético: olvidemos la sangre, el odio, las rencillas, y todo lo que nos enfrenta. El futuro de España es un pan cuya masa debemos amasar que entre todos. ¿Queremos hacer pan? Pongamos ya las manos en la masa.
Durante el periodo de reflexión hubo de todo: preguntas, acusaciones, esperanzas de permanencia, lamentos por el tiempo perdido, posiciones duras, durísimas, críticas demoledoras, decisiones renovadoras, etc. Con ellas se observó la formación de tres grupos de opinión:
1º) Se resignaban a la evidencia, decepcionados por el tiempo perdido, no pensaban hacer nada ni tomar posición alguna.
2º) Los más jóvenes creían que sus valores e ideología eran válidos si se actualizaban, democratizaban y se creaba un partido político nuevo.
3º) Los menos, eran aquellos que les resultaba imposible reconocer la situación y su lema era resistir hasta imponer.
Un cargo político de Andalucía profundamente triste se acercó para decir: Nos has puesto un espejo y la imagen que vemos es muy diferente a la que deseábamos dar. Esta exposición se debió hacer años antes, nuestra posición y conducta hubiera sido diferente. ¿Qué se puede hacer frente al tiempo perdido?
Años después en una reunión festiva, un alto cargo del ya gobierno democrático procedía a saludar a los invitados. Durante un momento se quedó observando la cara de un oficial ahí presente. Luego se dirigió a él y, tras un efusivo apretón de manos, lo abrazó mientras decía: Gracias mi capitán, el pan ya se levanta.
En aquel momento pensé que la Transición no tenía marcha atrás. El Servicio había cumplido.
Es un error buscar en el pasado estructuras, procedimientos e instituciones para construir el futuro. Cada época tiene su timón, analizar la realidad diaria nos dirá cuál es el de hoy. La tecnología lo hace fácil, únicamente necesitamos imaginación, generosidad y no creernos en posesión de la verdad.
La abdicación de S.M. el Rey Juan Carlos para dar paso a la generacion de S.M. Felipe VI, parece haber abierto un nuevo tiempo de esperanzas y quehaceres. Algunos ancianos y prestigiosos soldados creen haber oído : Misión cumplida, pueden retirarse. Pero no es así. España no se salva porque uno agite una bandera de esperanza.España es como la tierra que los labradores aran, siembran, abonan, sulfatan, limpian, siegan,recogen para volver a abonar, esperar el tempero, y así empezar el ciclo de labrar. etc. España no permite descansos, es ir en bicicleta, si dejamos de pedalear se cae. España va de la euforia a la depresión con extrema facilidad. Los viejos soldados y todos los ciudadanos curtidos en la búsqueda de la democracia, que pusieron su honor, honradez y trabajo al servicio del resto de los españoles, no pueden retirarse. Limpios de ambiciones personales, deben salir -si es preciso de uno en uno- por todos los pueblos de Cataluña y del resto de España para combatir el silencio de los conformistas y el griterío de los talibanes
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