Siento que el presidente Mas no se entienda
con el Sr. Rajoy. Es cansino el
permanente reclamar daños y culpas. Me recuerda al niño de mi escuela que – por
sus buenas notas- quería estar el primero en los bancos de clase pero el Maestro nos colocaba por necesidad de atención.
El enfado del niño perfecto –peinado,
perfumado, calzado limpio, deberes sin manchas de tinta- era proverbial, incluso le impedía disfrutar de los halagos y felicitaciones. !Una
pena¡
El presidente Mas,- y
otros representantes políticos-, no disfrutan
de su puesto y función por el deseo de tener más
y ¡ya!. Parecen siempre de mal humor. No dudo que reclamar sea su deber
de gobernante. Sin prisa ni pausa. Los
catalanes además de productores, somos negociantes. El cliente tiene su razón,
pero con tiempo e insistencia le colocaremos el género.
Si no saben esto, es que no han tenido responsabilidad en una empresa privada. ¡Una gran pena!
El dilema “sí o sí”
es la antí-negociación. Enfadado, en un gesto de “rauxa” quizá trate de romper
los platos. No lo haga por favor, la
vajilla no es suya, es de familia,
herencia de los abuelos y es delicada.
No rompan nada. En uno, dos o tres años usted o el Sr. Rajoy se habrán marchado y vendrán otros que se
sentarán como responsables del negocio
político y dirán: parlem-ne.
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