bandera
La abdicación de S.M. el Rey Juan Carlos para dar paso a la generacion de S.M. Felipe VI, parece haber abierto un nuevo tiempo de esperanzas y quehaceres. Algunos ancianos y prestigiosos soldados creen haber oído : Misión cumplida, pueden retirarse. Pero no es así. España no se salva porque uno agite una bandera de esperanza.España es como la tierra que los labradores aran, siembran, abonan, sulfatan, limpian, siegan,recogen para volver a abonar, esperar el tempero, y así empezar el ciclo de labrar. etc. España no permite descansos, es ir en bicicleta, si dejamos de pedalear se cae. España va de la euforia a la depresión con extrema facilidad. Los viejos soldados y todos los ciudadanos curtidos en la búsqueda de la democracia, que pusieron su honor, honradez y trabajo al servicio del resto de los españoles, no pueden retirarse. Limpios de ambiciones personales, deben salir -si es preciso de uno en uno- por todos los pueblos de Cataluña y del resto de España para combatir el silencio de los conformistas y el griterío de los talibanes

lunes, 20 de enero de 2014

No rompa la vajilla

Siento que el presidente Mas  no se entienda  con el Sr. Rajoy.  Es cansino el permanente reclamar daños y culpas. Me recuerda al niño de mi escuela que – por sus buenas notas- quería estar el primero en los bancos de clase  pero el  Maestro nos colocaba por necesidad de atención. El  enfado del niño perfecto –peinado, perfumado, calzado limpio, deberes sin manchas de tinta-  era proverbial, incluso le impedía  disfrutar de los halagos y felicitaciones. !Una pena¡
El presidente Mas,-  y otros  representantes políticos-, no disfrutan de su    puesto y función por  el deseo de  tener más  y ¡ya!. Parecen siempre de mal humor. No dudo que reclamar sea su deber de gobernante. Sin prisa ni  pausa. Los catalanes además de productores, somos negociantes. El cliente tiene su razón, pero  con  tiempo e insistencia le colocaremos el género.  Si no saben esto, es que no han tenido  responsabilidad en  una empresa privada. ¡Una gran pena!
El  dilema “sí o sí” es la antí-negociación. Enfadado, en un gesto de “rauxa” quizá trate de romper los platos.  No lo haga por favor, la vajilla no es suya,  es de familia, herencia de los abuelos  y es delicada. No rompan nada. En uno, dos o tres años usted o el Sr. Rajoy  se habrán marchado y vendrán otros que se sentarán  como responsables del negocio político y dirán: parlem-ne.

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