bandera
La abdicación de S.M. el Rey Juan Carlos para dar paso a la generacion de S.M. Felipe VI, parece haber abierto un nuevo tiempo de esperanzas y quehaceres. Algunos ancianos y prestigiosos soldados creen haber oído : Misión cumplida, pueden retirarse. Pero no es así. España no se salva porque uno agite una bandera de esperanza.España es como la tierra que los labradores aran, siembran, abonan, sulfatan, limpian, siegan,recogen para volver a abonar, esperar el tempero, y así empezar el ciclo de labrar. etc. España no permite descansos, es ir en bicicleta, si dejamos de pedalear se cae. España va de la euforia a la depresión con extrema facilidad. Los viejos soldados y todos los ciudadanos curtidos en la búsqueda de la democracia, que pusieron su honor, honradez y trabajo al servicio del resto de los españoles, no pueden retirarse. Limpios de ambiciones personales, deben salir -si es preciso de uno en uno- por todos los pueblos de Cataluña y del resto de España para combatir el silencio de los conformistas y el griterío de los talibanes

lunes, 20 de enero de 2014

El castell, el país

Un  país no es fa a cops de falç, es fa como un  Castell. Si el Castell es España, Cataluña  es “l´enxaneta
La mejor definición de País la dan los castellers de Vilafranca para definir la Colla :  personas que de forma libre y voluntaria,  de todos sexos, edades, sin distinción social, política, cultural, religiosa,  están unidos en la voluntad de levantar un Castell y  donde los valores democráticos, de cooperación,  constancia, trabajo en equipo, espíritu de superación y esperanza permanente les lleva a trabajar no solo para lograr la cima del “mon casteller” sino de mantenerse en ella 
Y añadiría lo que otras collas señalan como sus características:  tener seny, equlibrio, valor, serenidad y ningún afán de personalismo individual
Para levantar un Castell, para que  “l ´enxaneta” levante la mano indicando que se ha logrado el castillo, que se ha cargado, es necesario que un montón de personas  formen la “piña”, otras el “folre” , otras las “manillas”, otras el “tronc”, otras sean los “acotxadors”, pero hay todavía más, muchos más que trabajan como los anteriores sin mas afán  que ayudar para que “l´enxaneta   fasi l´aleta”.   Este, será el  único reconocido aunque no quiera y no quiere,  pues la filosofía del “ casteller” es el trabajo en equipo.  L`enxaneta nunca hubiera  llegado  arriba sin el trabajo riguroso y callado de cada uno de los cientos que soportan, apoyan, sujetan, sufren, equilibran , animan, dirigen etc , la construcción de la fantástica torre. Una obra emocionante y minuciosa  de equilibrio, serenidad, profesionalidad y valor. Allí no cabe: la rauxa, la improvisación, el mirarse al espejo, el yo más.
Asi es Cataluña. Entre todos, gente que desde aquí, y desde cualquier otro punto de España, han formado  la piña, el folre, las manillas, el tronc, etc., necesarios para que nuestra  “enxaneta”  de un tiempo acá sea  Cataluña. Como buenos castellers nos hemos sentido orgullosos de ella, de verla  “fen l´aleta” con las olimpiadas, con los congresos , con la sagrada familia, con sus avances tecnológicos, con sus cruceros, con sus equipos deportivos. Cataluña es hoy  nuestra “enxneta”, quizás hace muchos años lo fue Granada, o Toledo, o Sevilla, o Valladolid, o Madrid, ahora con toda la justicia quien levanta la mano alla arriba es Cataluña 
Pero algunos políticos no saben, no entienden, no quieren aprender  del “mon casteller” probablemente para ellos es tan solo una actividad folclórica. Sin embargo es mucho más que eso,   es la filosofía  de como se  hace y mantiene un país. No han aprendido que l` enxaneta no puede llegar sin el esfuerzo silencioso de muchos otros, del entrenamiento constante, del trabajo sin gloria, de no distinguir orígenes.  Son  aquellos políticos  que viven de crear problemas para tratar de airearlos y más tarde intentar solucionarlos, para esos, que se miran el ombligo, que viven de los mítines, de  echar la culpa de sus fallos a los demás, de ser el nuevo Moises ( 40 años perdido en el desierto, ¡un record!) que nos llevara a la tierra prometida, para ellos un Castell – un país-  es solo  una foto de campaña. 
Al igual que cuando se trabajaba  en  la Transición,  predicaremos siempre  la filosofía del Castell: discreción,  no culto a la personalidad,  seny,  equlibrio, valor,  equipo  y  la  generosidad , como las virtudes que se necesitaba para levantar un país.
 Hoy algunos nos quieren quitar el orgullo de decir que l´enxaneta – Cataluña -  es nuestra, de toda España, de todos que desde el cabo de Gata a Finisterre, desde Tarifa a San Sebastian, trabajan y aplauden cada vez que la vemos “fer l´aleta”.

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